Hoy es 14 de febrero. El día más romántico y caro si tienes pareja. Si no la tienes, es uno de los días más largos del año.
Todo habla de amor, de corazones rojos, de rosas de largos tallos, de osos de peluche, de mensajes del corazón, entre miles de otras monadas.
¿Eso será el amor?
¿Regalos y frases cursis?
¿Un día al año?
Sería bastante sencillo, si así fuera, ¿no?
Sin embargo, los que hemos estado enamorados y en pareja sabemos perfectamente que el amor es mucho más. Es la oportunidad de vivir miles de nuevas y viejas experiencias al lado de una persona que tú elegiste. Esa persona que hace latir tu corazón más fuerte, que mueve las mariposas en tu panza cada vez que te llama o cuando simplemente roza tu mano o tu espalda cuando está cerca.
El amor es una maravillosa enfermedad que a todos les da siquiera una vez en la vida. Puede durar algunas semanas o meses e incluso toda una eternidad.
Este 14 de febrero se festeja sobre todo el amor de “novios” que es cuando te dan ganas de comprar osos de peluche. Cuando eres mayorcito y ya mantienes una casa, a veces comprar la leche puede ser el acto más romántico para tu pareja, así como cambiar los pañales del bebé y dejar que tu mujer duerma unos minutos más.
El amor romántico tiene más que ver con lo que a ti y a tu pareja les gusta. Más con los detalles que sabes que hacen feliz a tu “peor es nada” que lo que dicta la moda, la tradición y la mercadotecnia.
Para mi, el amor es mas bien un acto de estar. De compartir, de ser parte de la vida de las personas amadas. Aunque también para mi, el amor es amarte a ti mismo y dedicarte atenciones como si fueras la persona más importante del mundo, porque lo eres. Eres la persona con la que vas a vivir el resto de tu vida. Gente viene y gente va, pero tú siempre vas a estar contigo. Siempre acompañándote a cumplir tus objetivos, consolándote en tus penas, apapachándote en los momentos grises y sobre todo consintiéndote cuando la paz llena tu vida aunque sea unos momentos antes de que se desate de nuevo la tormenta.
Antes de que la experiencia francesa abatiera mi alma, recuerdo que tenía muchos momentos de paz y bienestar. Estos momentos no tenían que ver ni con la falta de problemas, ni con que la vida fuera perfecta, más bien eran esos momentitos en los que no pasaba nada. Eran a veces solo unas horas, a veces días, a veces solo segundos en los que me sentía más acompañada de mí que nunca. Entonces me dedicaba actividades que solo yo disfrutaba conmigo misma, desde: ponerme una mascarilla, pintarme el cabello, comer palomitas frente a una buena película en la TV o un largo baño.
El amor es solo uno de tantos momentos de la vida cotidiana. Podemos amar casi cualquier cosa o ser vivo, sin embargo el asunto se complica cuando queremos que el amor nos haga sentir felices o sentir completos. Ninguna persona por más que nos ame puede hacernos sentir lo que no sentimos nosotros mismos. Si no eres feliz o no estás satisfecho con este pedazo de vida que tienes, es imposible que encuentres en otra lo que tú mismo careces.
La tarea día a día es vivir, solo vivir. Disfrutando lo que hay, sin dejarnos abatir por cada cosa que salga mal, especialmente si estas cosas no dependen de nosotros mismos. Solo tienes una vida y mereces vivirla como tú quieras: libre, feliz y lleno de amor.
¡¡Feliz San Valentín!!
«la experiencia francesa abatiera mi alma»…??? Tas perdiendo la objetividad amiga…! Si tus lectoras leen eso, que me quedará a mi si regreso a México???? MDR ntc 😉 saluditos
jajajaja, no sabía que me leías!!! muchos besos y mi alma ya está menos abatida, jajajajaja