Patrioterías
Hace algunos años leí un artículo sobre las mujeres y sus relaciones con otras mujeres. Siempre se dice que las mujeres no nos llevamos bien entre nosotras, siempre he creído que es un paradigma totalmente falso y que esa misma creencia es la que crea conflictos entre nosotras.
Las personas más importantes de mi vida son mujeres: desde mis hermanas, mis hijas y mis queridas amigas. Gracias a ellas he crecido y aprendido muchas cosas que nunca podría compartir con los hombres. La relación es totalmente diferente.
Es verdad que las mujeres de nuestra cultura están educadas para buscar marido y ven muchas veces a las otras féminas como posibles enemigas y competencia. Sin embargo, esas mismas mujeres son las que forman nuestra feminidad. Nuestras madres, tías, hermanas mayores que nos enseñan como ser mujeres.
Durante el tiempo que estuve en “Siempre nublado” me di cuenta de que allá las relaciones femeninas son totalmente diferentes. Ellas desde hace muchos años están viviendo una relación de igualdad con los hombres que es muy positiva por una parte porque defienden sus derechos y no se dejan sobajar por nadie. Sin embargo, han perdido gran parte de su lado femenino y así es como educan a sus hijas.
Me impresionó mucho sobre todo ver que había un cierto desprecio por ser femenina, lo cual se ve más como una debilidad que como una cualidad.
Cuando era más joven yo también consideraba que los hombres y las mujeres debíamos ser iguales, pero con los años fui reconciliándome con mi lado femenino y ahora sé que no lo somos. Debemos tener los mismos derechos y responsabilidades, pero sobre todo debemos respetar las diferencias.
Nosotras por naturaleza somos dadoras de vida y nuestros instintos nos llevan a hacer nido y ser tiernas y cariñosas con los hijos. Ellos son más fuertes físicamente que nosotras, con sus debidas excepciones, y se enfocan mucho más a conseguir el dinero y son más firmes y estrictos en la educación. Ésta no es una regla de oro, pero si define varios de nuestros comportamientos.
Hace muchos años cuando las parejas contraían matrimonio muy jóvenes, las relaciones con las mujeres se centraban especialmente en la familia. Las abuelas, las madres, las hermanas mayores, las suegras, las primas eran las que ayudaban a la nueva mujer casada a tomar su nuevo rol, sobre todo cuando llegaban los hijos. Ahora no solo las familias son más pequeñas, sino también la gente se casa mucho más grande y en muchos casos no existe esta red de ayuda y amor.
Sin embargo, las mujeres pasan ahora más tiempo con compañeras de trabajo y amigas que aunque no forman parte de su familia se han vuelto una familia de elección, la cual no es menos importante.
En mi caso, mis mujeres son una parte importantísima de mi vida que hacen mis días más agradables, contestan mis dudas, me acompañan en los momentos difíciles y festejan conmigo mis victorias.
Este regreso a México ha sido mucho más fácil gracias a ellas, aun cuando las vea poco o mucho siempre sé que puedo contar con ellas vía teléfonica, internet o con una deliciosa taza de café.
Así que quién piense que “las mujeres juntas ni difuntas” se está perdiendo de un maravilloso universo femenino lleno de colores suaves, palabras tiernas y momentos de mucha felicidad.
Feliz Día Internacional de la Mujer donde quiera que estén, ustedes saben bien quiénes son.