Entre fayuqueros y mariachis por Laura Zita

«Patrioterías»

Entre fayuqueros y mariachis

Por: Laura Zita

Esta semana, las patrioterías me han dado en un punto flaco: la música. Con la muerte de Chavela Vargas, cantante que debo confesar no me gustaba mucho, recordé la maravillosa música de José Alfredo Jiménez y esas letras amargadas, pero dulces que recuerdan el amor y el desamor.

Cuando era muy pequeña, mi tía Malena y su novio Mario me llevaban a Garibaldi a escuchar a los mariachis. Recuerdo entre sueños como nos sentábamos en unas bancas de madera para comer tacos de bistec con una gran botella de Coca, mientras a un lado de nosotros se acercaban los mariachis para ofrecernos una canción.

Adoraba el ruido de la gente, las noches cálidas y la música saliendo de los grandes instrumentos que cargaban estos personajes disfrazados de trajes oscuros pegaditos y con muchos brillos. Me gustaba ver como los mariachis iban de un lugar a otro ofreciendo sus canciones. Adoraba cuando se acercaban a las parejas cuando estaban besándose o mirándose intensamente a los ojos y les cantaban una dulce canción romántica para acompañar su amor.

Cuando mi tía y su novio acababan de cobrar, pedían canciones y nos pasábamos una hora o dos escuchando la música, viendo los colores y la gente que iba y venía. Era muy común en esa época, ver a los fayuqueros (vendedores ambulantes de artículos ilegales de Estados Unidos) de Tepito y la Lagunilla (barrios del DF) con grandes fajos de dinero y de la mano de su “güera” en turno. Me daba mucha risa ver a estas mujeres con el cabello platinado y maquillaje cargado que portaban vestidos llenos de color que mostraban sus curvas. Me daba emoción observar como los hombres podían pagar muchísimas canciones a un precio exorbitante solo para ver sonreír a su güera.

Las canciones son otro tema. Aún cuando era niña y no comprendía mucho las letras de las canciones, había algunas frases que se me quedaban en la cabeza y hoy me hacen suspirar. José Alfredo Jiménez era un genio cuando se trataba de retratar el dolor de una decepción amorosa. Tenía la frase perfecta ligada a la música perfecta: “Diciembre me gusto pa’que te vayas…“, “Amanecí otra vez entre tus brazos”, “Quiero ver a que sabe tu olvido”, entre muchas otras…

Desde lejos, en “siempre nublado, Francia”, me hace falta la música, los maricachis y la mezcla de alegría – tristeza que tienen las fiestas mexicanas. Me faltan las fiestas de pueblo llenas de aromas, fuegos artificiales ruidosos, la gente vestida de miles de colores, los niños que corren en las calles y los vendedores ambulantes que llevan tacos, buñuelos, elotes y también juguetes, recuerdos y flores.

En la distancia, es fácil embelezarse con los recuerdos y revalorar lo que antes se daba por seguro. Cuando era más joven ni loca escuchaba música vernácula, sin embargo ahora con unos años más y la nostalgia por mi México me encuentro recordando mis años de infancia llenos de canciones de amor y desamor, imágenes y sonidos enredados en recuerdos de fayuqueros y mariachis. Le agradezco tanto a mi tía que me haya dejado vivir una parte de México que muchos nunca vivirán y que forman parte de quien soy hoy. Una amante de la música mexicana con mariachis, de los bailes tradicionales y de la fiesta de pueblo.

Tequila express, viaja por ferrocarril por la ruta del tequila

Con el propósito de ser promotor del turismo y dar a conocer el Patrimonio Cultural de Jalisco, a través de sus tres pilares de identidad: “El Tequila” , “El Mariachi” y  “La Charrería” , la Cámara  Nacional de Comercio, Servicios y Turismo de Guadalajara, en unión con Ferrocarril Mexicano, inauguran en el año de 1997, el recorrido turístico “Tequila Express”, La Leyenda. El cual cubre el trayecto de la ciudad de Guadalajara a la población de Amatitan. Tiene tiene como calendario de salidas los viernes, sábados y domingos, además de eventos en categoría de privados.

El 12 de julio de 2006, la UNESCO, otorgó a esta maravillosa área tequilera, el titulo de “Patrimonio de la Humanidad” en la categoría de paisaje agavero. Región que incluye los municipios de Tequila, Arenal y Amatitan.

En este último se encuentra la Hacienda San José del Refugio, la cual data de 1820, siendo en la actualidad la Casa de “Tequila Herradura”, es ahí donde se conoce el antiguo y actual proceso de la elaboración del emblemático tequila, la jima del agave, el horneado y el proceso de la destilación, entre otros.

La aventura inicia en la Terminal ferroviaria de Guadalajara con la bienvenida del mariachi, mismo que recorre cada vagón llevando la alegría de sus notas musicales, haciendo que los corazones palpiten de júbilo. Los pasajeros tienen la oportunidad de conocer los campos del Agave Tequilana Weber, en su variedad azul que es la materia prima para la elaboración del reconocido tequila, bebida con denominación de origen.

La fiesta continúa en este recorrido con la degustación de ricos platillos de la gastronomía mexicana para dar paso al espectáculo folclórico que incluye: la presentación, bailes tradicionales de la región, demostración de suertes charras y expresiones artísticas que amenizan esta magnifica fiesta mexicana.

El Tequila Express, La Leyenda, además de ser un recorrido turístico para toda la familia, es un orgullo para Guadalajara ya que revive el concepto del tren de pasajeros. Es una importante plataforma de congresos y convenciones y resulta un paseo atractivo para el turismo de incentivos.

Recibe visitantes procedentes de todos los estados de la República Mexicana, así como de diferentes partes del mundo.

fuente: http://www.vive-mexico.com.mx