Los mexicanos celebramos la Independencia por todo el mundo

No por vivir fuera de México, los mexicanos dejamos de celebrar el 16 de septiembre. En todas las ciudades donde hay mexicanos se realizan fiestas, eventos especiales, kermesses, picnics donde lo más importante es festejar la independencia de México, así como también el convivir con paisanos que entienden la nostalgia que sentimos y pueden acompañarnos en la adaptación a la nueva tierra.

Un poco de historia…

La noche del 15 de septiembre del 1810 pasó a la historia como uno de los acontecimientos más significativos para nuestro país, ya que en esa fecha tuvo lugar el “Grito de Independencia”, hecho protagonizado por el Padre de la Patria, don Miguel Hidalgo y Costilla en la población de Dolores, Guanajuato.

Hidalgo, como muchos otros mexicanos, adoptó los ideales independentistas que desde 1809 se extendían por el país a través de grupos liberales. Uno de éstos, el de Querétaro, encabezado por el corregidor Miguel Domínguez y su esposa, Josefa Ortiz, contaba a Hidalgo entre sus integrantes desde el año de 1810. Varios oficiales del Regimiento de Dragones de la Reina, entre ellos Ignacio Allende, Ignacio Aldama y Mariano Abasolo se unirían algún tiempo después a los conspiradores de Querétaro.

Hidalgo se dedicó entonces a reclutar partidarios y a comprar o construir armamento. Sin embargo, a principios de septiembre de 1810, la conspiración de Querétaro fue descubierta por el Gobierno Virreinal.

Allende había llegado a Dolores la noche del 14 de septiembre, pero tanto él como Hidalgo ignoraban las consecuencias de haber sido descubiertos. Para entonces, varios de los conspiradores habían sido aprehendidos , pero dona Josefa Ortiz, durante la noche del 15 envió un mensaje al pueblo de Dolores, avisando a Hidalgo y los demás libertadores sobre el inminente peligro que corrían.

Sin esperas más tiempo, Hidalgo marchó a la cárcel de Dolores y puso en libertad a los presos, a quienes dotó con armas de la policía y el Regimiento de la Reina. Durante la madrugada, Hidalgo tocó la campana de la iglesia para convocar al pueblo y al reunirse la multitud en el atrio de la parroquia, pronunció la histórica arenga y al grito de “Viva la América y mueran los gachupines”, se lanzó a la lucha en pos de la independencia de México.

fuente: http://www.sedena.gob.mx

En este post te voy  a presentar algunos eventos que se están organizando por todo el mundo, así que si tienes alguna otra sugerencia no dudes en invitarnos. ¡¡Saludos y felices fiestas!!!

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Entre fayuqueros y mariachis por Laura Zita

«Patrioterías»

Entre fayuqueros y mariachis

Por: Laura Zita

Esta semana, las patrioterías me han dado en un punto flaco: la música. Con la muerte de Chavela Vargas, cantante que debo confesar no me gustaba mucho, recordé la maravillosa música de José Alfredo Jiménez y esas letras amargadas, pero dulces que recuerdan el amor y el desamor.

Cuando era muy pequeña, mi tía Malena y su novio Mario me llevaban a Garibaldi a escuchar a los mariachis. Recuerdo entre sueños como nos sentábamos en unas bancas de madera para comer tacos de bistec con una gran botella de Coca, mientras a un lado de nosotros se acercaban los mariachis para ofrecernos una canción.

Adoraba el ruido de la gente, las noches cálidas y la música saliendo de los grandes instrumentos que cargaban estos personajes disfrazados de trajes oscuros pegaditos y con muchos brillos. Me gustaba ver como los mariachis iban de un lugar a otro ofreciendo sus canciones. Adoraba cuando se acercaban a las parejas cuando estaban besándose o mirándose intensamente a los ojos y les cantaban una dulce canción romántica para acompañar su amor.

Cuando mi tía y su novio acababan de cobrar, pedían canciones y nos pasábamos una hora o dos escuchando la música, viendo los colores y la gente que iba y venía. Era muy común en esa época, ver a los fayuqueros (vendedores ambulantes de artículos ilegales de Estados Unidos) de Tepito y la Lagunilla (barrios del DF) con grandes fajos de dinero y de la mano de su “güera” en turno. Me daba mucha risa ver a estas mujeres con el cabello platinado y maquillaje cargado que portaban vestidos llenos de color que mostraban sus curvas. Me daba emoción observar como los hombres podían pagar muchísimas canciones a un precio exorbitante solo para ver sonreír a su güera.

Las canciones son otro tema. Aún cuando era niña y no comprendía mucho las letras de las canciones, había algunas frases que se me quedaban en la cabeza y hoy me hacen suspirar. José Alfredo Jiménez era un genio cuando se trataba de retratar el dolor de una decepción amorosa. Tenía la frase perfecta ligada a la música perfecta: “Diciembre me gusto pa’que te vayas…“, “Amanecí otra vez entre tus brazos”, “Quiero ver a que sabe tu olvido”, entre muchas otras…

Desde lejos, en “siempre nublado, Francia”, me hace falta la música, los maricachis y la mezcla de alegría – tristeza que tienen las fiestas mexicanas. Me faltan las fiestas de pueblo llenas de aromas, fuegos artificiales ruidosos, la gente vestida de miles de colores, los niños que corren en las calles y los vendedores ambulantes que llevan tacos, buñuelos, elotes y también juguetes, recuerdos y flores.

En la distancia, es fácil embelezarse con los recuerdos y revalorar lo que antes se daba por seguro. Cuando era más joven ni loca escuchaba música vernácula, sin embargo ahora con unos años más y la nostalgia por mi México me encuentro recordando mis años de infancia llenos de canciones de amor y desamor, imágenes y sonidos enredados en recuerdos de fayuqueros y mariachis. Le agradezco tanto a mi tía que me haya dejado vivir una parte de México que muchos nunca vivirán y que forman parte de quien soy hoy. Una amante de la música mexicana con mariachis, de los bailes tradicionales y de la fiesta de pueblo.