Cocina latinoamericana a la conquista de paladares en Tailandia

Los tailandeses se ven cada día más abiertos a probar cosas nuevas y las comidas latinoamerianas se van posicionando como las más solicitadas debido al generalizado gusto por el picante.

BANGKOK, TAILANDIA (08/AGO/2012).-  La consolidación de los restaurantes mexicanos y la nueva oferta de gastronomía peruana, argentina y brasileña logra un avance en el gusto de los tailandeses avanzando así en el dominio culinario.

La reina indiscutible de los sabores americanos es la cocina mexicana, que emulando a los italianos se ha convertido en una marca ubicua en las principales avenidas de Bangkok y en otras ciudades tailandesas como Chiang Mai, Phuket o Pattaya.

También hay recientes y prometedoras propuestas como Above Eleven, un restaurante peruano enclavado en un céntrico ático de la capital, y el asador argentino El Gaucho, que abrirá sus puertas antes de que termine este año.

Los tailandeses son en general reacios a aventurarse con los sabores de otros países, en parte por la calidad y buen precio de la cocina local, aunque siempre se les puede ganar por su afición al chile y el picante.

«La mayoría de los clientes son expatriados, americanos, franceses o australianos, pero cada vez hay más tailandeses. Les gusta lo picoso, pero no tienen la cultura del maíz y no les gusta el queso, por lo general», explicó a Efe Denise Reyes, dueña del restaurante mexicano «Tacos & Salsa».

Situado en una antigua casa en una céntrica calle de Bangkok, este acogedor local ofrece los «platillos» más mexicanos y tequila de importación en un ambiente distendido en el que no faltan las máscaras de lucha libre, el poncho y cuadros de personajes míticos como Frida Khalo y Pancho Villa.

Los platos más demandados son los clásicos tacos, las enchiladas, quesadillas o la salsa casera de guacamole, aunque también hay opciones más atrevidas como el pollo con mole y chocolate o chorizo flambeado al tequila.

Con la reciente incorporación del chef mexicano Luis Torres, «Tacos & Salsa» se ha ganado la lealtad de muchos clientes y amigos en Facebook, así como buenas críticas en diarios locales como el «Bangkok Post».

El pasado marzo, Above Eleven abrió en las alturas de Bangkok con un menú que está elaborado según las recetas de la cocina Nikkei, la fusión de los sabores peruanos y japoneses consolidada a lo largo de más de un siglo de inmigración del Extremo Oriente al país andino.

«Estoy orgulloso de poder presentar la cocina Nikkei en Tailandia con platos cocinados con amor y cariño», explicó el chef peruano Omar Frank Maruy, quien ha compartido los fogones con el renombrado chef Gastón Acurio y cocinado también en Canadá.

El plato por excelencia es el ceviche, elaborado con pescado crudo marinado en el estimulante «jugo de tigre», a base de zumo de limón, cilantro y ají amarillo.

Dale click a imagen para ver la receta del ceviche

«La preparación del pescado en el ceviche es de influencia japonesa, la salsa tiene ingredientes más peruanos», explicó Maruy, de 36 años y que también es copropietario del restaurante Nikko Cevicheria Nikkei en Lima.

El menú también incluye sashimi o tiraditos, la versión peruana del plato japonés, Causas (patatas preparadas con salsas cítricas y pescado), anticuchos a base de carnes yakitori o arroz con mariscos que evoca la paella española.

«La inmigración también ha traído los sabores e ingredientes de España, África y China, que se mezclaron con la cocina indígena», recordó el chef, de origen peruano-japonés.

La bebida más solicitada es el pisco sour, con licor de pisco y zumo de limón, que los clientes saborean en un ambiente inspirado en el Central Park de Nueva York y con unas vistas privilegiadas sobre la urbe tailandesa.

La oferta latinoamericana se completa con locales mexicanos como Sunrise Tacos, Señor Pico o Charlie Brown, así como el brasileño Rio Grill en Bangkok, mientras que fuera de la capital también se encuentran el Miguel’s Cafe en Chiang Mai, Tequila Beef en Pattaya o el brasileño Zicos en la isla de Samui.

Fuente: http://www.informador.com.mx

Fue Chavela Vargas una cantante marcada por el arte y la rebeldía

Nació el 19 de abril de 1919 en San Joaquín de Flores, Costa Rica

Emigró a México en la década de 1930, cuando sólo tenía 17 años, para convertirse en una de las principales intérpretes de la música vernácula

CIUDAD DE MÉXICO (05/AGO/2012).- La cantante Chavela Vargas deja con  su muerte, el domingo, a los 93 años, una leyenda marcada por su voz profunda,  por las turbulencias de su vida y por una larga historia de anécdotas de  música, alcohol y parrandas con destacadas figuras de la vida cultural de  México y del mundo.

«La vida es bellísima, pero la muerte también es hermosa. Yo he dicho  muchas veces que voy a ir a mi propio velorio, pero a burlarme de mí», dijo  alguna vez en México.

Nacida el 19 de abril de 1919 en San Joaquín de Flores, Costa Rica, emigró a México en la década de 1930, cuando sólo tenía 17 años, para convertirse en  una de las principales intérpretes de la música vernácula.

La «leyenda» de Chavela inició cuando el compositor José Alfredo Jiménez y  su esposa la descubrieron cantando en una avenida de la Ciudad de México, dijo  una vez el fallecido escritor mexicano Carlos Monsiváis.

Empezó a cantar profesionalmente, en 1954 en “La Perla” de Acapulco, Guerrero.

A partir de entonces, José Alfredo y la cantante se convirtieron en  inseparables compañeros de copas y canciones en Garibaldi, lugar de reunión de  los mariachis en la capital mexicana.

El día en que Jiménez murió (1973) «me dejó en una soledad extraña», dijo  Vargas en abril de 2009, cuando en silla de ruedas y casi ciega acudió a uno de  los homenajes que recibió en los últimos años.

Después vinieron sus legendarias grabaciones con el guitarrista Antonio Bribiesca, en las que, según Carlos Monsiváis dijo: “Chavela añadió a la música ranchera la soledad radical, donde música y letra alcanzan el nivel de confesión de madrugada”.

Es una cantante considerada entre las mejores del mundo.

Pedro de Almodóvar dijo en su momento que Chavela era de esa raza casi extinta de artistas apasionadas, entre las que se encuentran: Edith Piaf, Judy Garland, Billy Holliday, Lucha Reyes o Janis Joplin

En la década de 1940, cuando la clase artística e intelectual mexicana  vivía una efervescencia post-revolucionaria, Chavela trabó fuertes lazos con personajes como Frida Kahlo y Diego Rivera, quienes por un tiempo la hospedaron  en su casa.

«Una vez tocaron a la puerta y le dije a Frida que era un viejo peludo, era  León Trotsky, yo no sabía quién era», narró apenas hace un año entre risas la  prolífica cantante.

Monsiváis decía que la conoció en el sepelio de Kahlo (1954), cuando Vargas  se apareció en el palacio de Bellas Artes con jorongo (poncho) y calzón de  manta (pantalón ancho), como acostumbraban vestirse los indios mexicanos.

«Chavela supo vivir como le dio la gana, en una época en la que a nadie sabía darle la gana», decía Monsiváis aludiendo a la actitud rebelde que la cantante de voz rijosa tuvo para expresar su homosexualidad.

La «Dama de poncho rojo» pisó los escenarios de Nueva York, París y  Barcelona, pero también vivió dos décadas sumida en un alcoholismo que la llevó  casi a la miseria.

Grabó su primer disco en 1961, pero a finales de la década de 1970, sumida  en el alcohol, se retiró de los escenarios.

La periodista colombiana Marianne Ponsford cuenta que entonces Chavela se  levantaba al mediodía y comenzaba a beber hasta que se acabara la noche y que  le gustaba decir que estaba tan bien porque su cuerpo se había conservado en  alcohol.

«Pasé veinte años borracha y la gente se olvidó de mí. Me tomé cuarenta y  cinco mil litros de tequila». decía la intérprete de «Paloma Negra», «Un mundo  raro» y «La llorona»

«Si alguien pasa por México, que ponga una rosa de mi parte en la tumba de  Chavela Vargas», dijo por esos días en un escenario la argentina Mercedes Sosa  pensando que había sucumbido.

En 1991 Vargas volvió a cantar para encontrarse con el director español  Pedro Almodóvar, quien la comparó con la cantante francesa Edith Piaf y quiso  llevar sus canciones al cine.

«Chavela abre los brazos en el escenario como nadie, yo creo que no hay un  escenario suficientemente grande en el mundo como para Chavela», dijo en 2009  Almodóar, quien igual que ssu compatriotas Joaquín Sabina y Ana Belén la han  homenajeado.

Su fama creció cuando apareció en la película «Frida», de Julie Taymor, así  como en «Babel», de Alejandro González Iñárritu.

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