Los mercados más famosos de México

Los mercados han sido componentes esenciales en la morfología de la civilización en México desde tiempos prehispánicos, donde el trueque imperaba, se creaba un modelo de compra venta que hasta ahora es pilar en la economía de los mexicanos y pieza clave para el crecimiento gastronómico de nuestra cultura.  

En los mercados se da este interminable folklore de colores, olores y sabores, este intercambio comercial convertido en museo viviente promueve la compra local y genera una cadena económica entre campesinos, marchantes, entre otros proveedores cuya principal labor de venta es en estos espacios. 

Tianguis y mercados  

Más que ser un conjunto de puestos y comercio informal, los tianguis son el antecedente directo de los mercados, poco a poco han sido formandose hasta instalarse en lugares fijos y permanentes agrupando comercio variado en grandes estructuras y naves industriales, forjando centros populares de compra venta en diversas localidades. 

Algunos son tan importantes en sus localidades que incluso ya son reconocidos en su zona y en casos más emblemáticos  los mercados son hito y hasta referencia de una colonia, pueblo, o incluso hasta un estado. Algunos mercados en México son ya, parte de un catálogo patrimonial al ser tan importantes cultural, económica, y geográficamente.

Existen mercados tan grandes e importantes que incluso ya de ellos depende el abastecimiento de cientos o incluso miles de otros comercios. Los mercados son vínculo directo con nuestra tradición, brindan riqueza tangible e intangible a la sociedad Mexicana, y ahora revisaremos algunos de los más reconocidos  en nuestro país. 

El tianguis, un mercado de origen prehispánico - México Desconocido
Los tianguis desde tiempos prehispanicos, asi han dado origen a los mercados. imagen : «El mercado de Tlatelolco» Diego Rivera

MERCADO DE JAMAICA,CDMX

El Mercado de Jamaica es uno de los más representativos del país debido a su variedad floral. Fue inaugurado el 23 de septiembre de 1957 como parte de los esfuerzos realizados por la ciudad en la década de los cincuenta para modernizar sus mercados. Sin embargo, su origen se remonta a la época prehispánica, cuando la zona estaba repleta de chinampas en las que se cultivaban flores y verduras. Hoy sus pasillos albergan más de 1,150 puestos en los que se venden más de 5 mil tipos de flores.

Debido a la calidad y los buenos precios, el Mercado de Jamaica surte a las florerías de la ciudad. Conservar y preservar mercados como éste es sumamente importante porque a través de ellos se mueve la economía y se apoya al productor y al trabajador.

Mercado de Jamaica Imagen:FuenteMexicodesconocido

MERCADO DE LA MERCED,CDMX

Este mercado  fue hasta la primera mitad del siglo XX el principal mayorista de alimentos tradicionales en la ciudad. Dejó de serlo cuando se abrió la Central de Abasto, aunque continúa siendo uno de los mayores mercados minoristas de alimentos. Es sobre todo famoso por su historia, pues desde el período clásico la zona fungió como un importante punto comercial. En 1860 el mercado se estableció permanentemente en los antiguos terrenos del Convento de la Merced y después fue demolido e inaugurado nuevamente en los cincuenta.

En este mercado de más de 4 mil locales es posible encontrar prácticamente de todo. Una buena parte está destinada a fruta y verdura. Hay alimentos típicos de la cocina mexicana como son chiles secos, epazote, nopales, maíz y hoja de plátano. También se venden antojitos, entre ellos quesadillas de huitlacoche, flor de calabaza y queso oaxaca. Hay dulces típicos mexicanos, como palanquetas, obleas, cocadas y barras de amaranto. Y hay abarrotes, carne y pescado.

Además de los alimentos, hay pasillos que venden utensilios para el hogar, desde molcajetes y cacerolas hasta delantales. Un paso a desnivel se encuentran artesanías y cestos. Flores decorativas de plástico, accesorios para el cabello, juguetes y ropa son otras de las tantas cosas que integran el contenido del mercado.

Mercado de la Merced Imagen:CDMXtravel

MERCADO DE SONORA,CDMX

Este mercado fue establecido en los años cincuenta, junto con el Mercado de Jamaica y La Merced. Actualmente cuenta con 400 locales distribuidos a lo largo de nueve pasillos. Desde el exterior hay puestos de vendedores ambulantes cubiertos de lonas amarillas en los que se venden productos de todo tipo, incluyendo ropa, accesorios para animales, collares y juegues. En el interior, basta con dar un paso para percibir el olor de una variedad impresionante de hierbas que inmediatamente descongestionan la nariz. El aroma es penetrante y envolvente.

A lo largo de los pasillos angostos de este inmueble de una sola nave se localizan locales en los que destacan las hierbas y plantas medicinales. 

Además, en los pasillos que dan al exterior se ofrecen hierbas aromáticas, empleadas frecuentemente en la cocina, entre ellas manzanilla, hojas de laurel, eneldo, romero, albahaca, tomillo, hierbabuena y menta.

Otra de las características del Mercado de Sonora son las piezas y máscaras realizadas con papel, conocidas como cartonería. Del otro extremo, una buena parte del inmueble está dedicada a los productos y artículos de fiesta, incluyendo dulces, piñatas y disfraces para niños. En esta sección las luces neón iluminan antifaces, globos, corbatas, lentes, collares y gorros de fiesta.

Mercado de Sonora Imagen:SistemaMexiquense

Mercado de San Juan Pugibet,CDMX

Este es uno de los tres mercados que actualmente integran el Mercado de San Juan; se trata del mercado más antiguo de ellos y se destaca por la venta de productos gourmet y exóticos. Lleva su nombre en honor al tabacalero Ernesto Pugibet, pues cuando se llevó a cabo la reorganización de mercados y edificios de la zona, los comerciantes fueron reubicados en la bodega de su fábrica de cigarros El Buen Tono.

Uno de los atractivos principales del mercado es su variedad de pescados y mariscos frescos como bacalao noruego, pulpo, langosta, langostino, langosta roja de California, cangrejo moro y de Alaska, vieira, sepia, calamar, cigalas, huachinango, robalo, salmón, almeja chocolata, pámpano, camarón y más. Aquí la cuestión es preguntar para ver qué otros productos del mar menos comunes están disponibles.

Para los amantes de los quesos, este mercado es un deleite. Aquí se venden más de 400 tipos, tanto nacionales como internacionales: queso de Ocosingo, queso Chiapas, parmesano, pecorino romano, queso holandes bola roja, gruyère, raclette, emmental, mascarpone, fontina, cambozola, manchego oveja maduro, gorgonzola, roquefort, brie, e incluso casu marzu, mejor conocido como queso prohibido porque se fermenta con larva de moscas. Incluso es posible sentarse a degustarlos acompañados de una copa de vino. El mercado también ofrece embutidos finos como jamón ibérico, conservas, azafrán, trufas y caviar.

Este mercado es exótico y prueba de ello son los cortes de carne y hamburguesas, siendo los más convencionales la arrachera y el sirloin, y los menos el búfalo, jabalí, cocodrilo, armadillo, iguana e incluso león (cuentan con los permisos necesarios para su venta). Por otro lado, hay una gran variedad de insectos que integran el “menú prehispánico” y si se desea se puede probar el plato mixto que incluye tarántula vagans, saltamontes, acociles, escorpión, jumiles, hormiga chicatana, larva de tenebrio, chapulines y xahuis. También se vende cucaracha madagascar, vinagrillo, alacrán y escamoles.

Debido a la calidad de sus productos, en el Mercado de San Juan, destacado a nivel mundial, se surten diversos chefs y restaurantes de la capital.

Mercado de San Juan Imagen:maspormas

CENTRAL DE ABASTO,CDMX

Ubicada en Iztapalapa, la Central de Abasto de la Ciudad de México (CEDA) impone por sus dimensiones y la entrada de transportes que descargan mercancía. Es el centro de distribución de productos agroalimentarios más grande del país, tan sólo aquí se comercializa el 30% de la producción nacional de frutas y hortalizas, muchas de ellas almacenadas en las más de 1,800 bodegas de este sector del mercado. El flujo de dinero que se maneja es asombroso, pues el valor anual de la operación comercial es de alrededor de 9 mil millones de dólares, superado sólo por las operaciones de la Bolsa Mexicana de Valores. Por lo mismo, es aquí donde se definen y fijan los precios de los productos para el resto del país. Al día intervienen en promedio 500 mil personas que acuden para compras de mayoreo y menudeo, y en ciertas épocas del año la cifra incrementa considerablemente.

La Central de Abasto fue inaugurada en los ochenta porque la Merced ya no tenía la capacidad para albergar tantos productos. De acuerdo con la Unión Mundial de Mercados Mayoristas, es el centro de suministro de alimentos más grande del mundo. El movimiento es impresionante los 365 días del año

El mercado se divide en ocho sectores: frutas y legumbres, flores y hortalizas, abarrotes y víveres, aves y cárnicos, envases vacíos, área de subasta y de productores, bodegas de transferencia, y zona de pernocta. Aquí se encuentra de todo, productos de todos los estados de la República Mexicana y de más de 15 países. Para comprar al menudeo es posible hacerlo en la nave IJ, donde los pasillos miden 1 kilómetro.

Central de Abastos CDMX Imagen: CEDRSSA

MERCADO LUCAS GÁLVEZ, MÉRIDA

Con más de 120 años de historia y varias remodelaciones, la cultura más popular y genuina de Yucatán aflora en este mercado en el corazón de la ciudad de Mérida. La ropa tradicional yucateca hecha a mano llena de colores los comercios centenarios y el ruido y bullicio de su gente Su importancia radica en la oferta gastronómica de Mérida que ofrece este mercado, asi como su variedad en frutos , especias y condimentos propios de esa región del país. 

Mercado Lucas Imagen: EnYucatan

MERCADO HIDALGO, Guanajuato

El Mercado Hidalgo, originalmente pensado como estación de ferrocarril, es ahora lugar del principal mercado de la ciudad de Guanajuato . Inaugurado por el mismo Porfirio Díaz en 1910 como parte de los festejos del centenario de la Independencia. El edificio está dividido en 2 plantas y cuenta con tres accesos incluyendo el enorme portón de cantera de la puerta principal, 34 ventanales brindan la luz natural que ilumina la nave metálica. La bóveda esta coronada por una torre con un reloj, que le brinda una riqueza arquitectonica inigualable en comparación con otros mercados.

Además de su historia, este mercado destaca por ser un edificio característico de toda la ciudad de Guanajuato, y además por ofrecer delicias de ese estado, en especial las carnitas y los dulces. se pueden encontrar también artículos locales de diversa variedad. 

Mercado Hidalgo imagen: INAH
Mercado Hidalgo Imgen: Dondeir

Podríamos enumerar aún una muy buena cantidad de mercados en nuestro país que son importantes, como podemos ver, son reflejo directo de su contexto cultural y social, cuando vamos a una nueva ciudad muchas veces gracias a sus mercados podemos darnos cuenta y conocer aún más mucha de la riqueza que nos puedan ofrecer, tanto gastronómica como cultural y podemos adquirir cosas que en ningún otro lado encontramos.

Aun con un mundo globalizado donde las grandes cadenas de supermercados reinan en muchos países, los mercados son fuente vital no solo de abasto sino de cultura, significado y pertenencia mexicana, más que puestos y locales, son ventanas y museos de nuestra realidad, y nuestras raíces, no debemos subestimar lo que nos aportan y lo que significan en nuestra sociedad. Al comprar en mercados alimentamos y servimos nuestra mesa, pero también alimentamos nuestra cultura y todo lo que sembramos, cosechamos y criamos en nuestro país, brindamos miles de empleos, y seguimos sosteniendo una parte realmente importante de nuestro México. 

Historia y cultura del vino mexicano

México tiene una historia vitivinícola antiquísima; incluso anterior a la conquista española, pues ya desde tiempos de la época prehispánica los pueblos indígenas utilizaban las vides salvajes para hacer una bebida a la que agregaban otras frutas y miel.

descarga (7)La elaboración del vino tal como lo conocemos inició con la llegada  de los misioneros evangelizadores, los cuales, por cuestiones prácticas y económicas, se dedicaron de inmediato al cultivo de la  vid, pues requerían con urgencia de vino para consagrar y poder  efectuar sus celebraciones religiosas.

El viñedo de la Nueva España comenzó a extenderse a partir de la  ciudad de México, capital del Virreinato, hacia las regiones  septentrionales: Querétaro, Guanajuato y San Luis Potosí,  alcanzando posteriormente un gran desarrollo en el Valle de Parras, Coahuila, y luego Baja California y Sonora.

Una de las regiones reconocidas mundialmente por la calidad de su  vid, es la de la península de Baja California, gracias al empeño y  tenacidad de los misioneros jesuitas que transformaron los inhóspitos desiertos en zonas de viticultura, el cultivo de la uva  acompañó su apostolado misionero.

Sin duda, el auge en el consumo de vino en México se dio durante la época de la colonia, no sólo por el hecho de que los colonos tuvieran una cultura de consumo de vino, sino también en parte al hecho de que el gobierno incentivaba la producción del vino; así, Hernán Cortés, gobernador de Nueva España, ordenó en 1524 que cada colono plantara mil pies de vid por cada cien aborígenes que tuviera. Por otro lado, es importante señalar que ya  desde aquel tiempo se comenzó a practicar el injerto de la Vitis Vinífera en cepas autóctonas, mediante métodos pioneros, pues esto no se hacía en ninguna otro parte del mundo.

descarga (6)En 1597, Don Lorenzo García, un coahuilense del Valle de Parras, viajó a España para solicitar al rey Felipe II una “Merced” para plantar viñedos, siéndole concedida el 18 de agosto de 1597. Así quedó constituida la primera empresa vinícola del continente americano con el nombre de Hacienda San Lorenzo, que hoy conocemos como Casa Madero. En 1791, el fraile dominico José Loriente fundó la misión de Santo Tomás en Baja California. En 1888, Andonegui y Ormat fundaron las Bodegas de Santo Tomás y, en 1926, Ángelo Cetto estableció en Tijuana la bodega L. A. Cetto, la vitivinícola más grande del país.

En 1970, surgió la casa Pedro Domecq en el Valle de Guadalupe y, en otra escala, fueron naciendo pequeñas bodegas en Querétaro, Aguascalientes y Zacatecas. La industria vinícola estaba en pleno crecimiento y en 1988 surgió en el Valle de Guadalupe la Vinícola Monte Xanic.

Se puede afirmar hoy que somos privilegiados, en ninguna otra época se ha producido tanto vino ni en tal diversidad.

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Siendo así, cabría hacer la pregunta: ¿por qué México no tiene una tradición vinícola y por qué se toma tan poco vino?

PODRÍAMOS AVENTURAR EXPLICACIONES:

-Porque aunque los españoles trajeron la vid hace 500 años, no dejaron que esta industria se desarrollara para que no compitiera con la metrópoli.

-Porque siendo México un país subtropical, a los mexicanos se nos antojan bebidas más refrescantes como la cerveza —que disputa al vino en antigüedad—, o como el refresco, del que somos el primer lugar en consumo per cápita en el mundo. Y consecuencia de ello en bebidas alcohólicas preferimos la «cuba de uva».

Ignoro cuánto se gasta el mexicano al año en el consumo de bebidas alcohólicas, pero no creo que el problema sea económico sino de preferencias y de costumbres. Nos hace falta más educación vinícola, que dinero. Está demostrado que a mayor nivel educativo, aumentan los índices en el consumo de vino.

A diferencia de los países europeos con gran tradición vinícola, donde el vino es una bebida cotidiana como en Francia; primer lugar en el mundo —62.5 litros per cápita al año— o Italia —58.5 litros per cápita al año, en México sólo se toma vino en ocasiones especiales. Y nuestro consumo per cápita no aparece en los reportes internacionales, esto es: Japón, que aparece en el lugar 24, consume 1.1 litros per cápita al año, así podríamos deducir que nosotros ni siquiera llegamos a ese índice por lo que podemos afirmar que en México «apenas si olemos el vino».

¿CÓMO SE APRENDE DE VINOS?

infografiaBeber más no significa necesariamente beber mejores vinos, ni ser un experto en vinos.

Saber de vinos no es necesariamente adquirir los vinos más caros y famosos del mundo —aunque si se tiene la fortuna de degustar uno de estos vinos, vale la pena probarlos para comprobar que sí valen lo que cuestan.

Si se le pidiera su opinión sobre un vino, ¿Cómo lo describiría? ¿Qué aprecia de él? ¿Qué busca en él? ¿Cómo o por qué lo eligió? ¿Cómo y por qué decide maridarlo con cierto platillo? ¿Cómo lo guarda? ¿A qué temperatura lo sirve, para que despliegue todos sus atributos? ¿Y en qué copas?

Para responder a esta serie de cuestionamientos primero tendrá que informarse y leer un poco más sobre la cultura del vino, sobre los diferentes vinos que hay en el mundo y, sobre todo, degustar muchos vinos, y no atropelladamente —pues no es refresco—, sino aguzando sus sentidos. Así, gradualmente, educará a su paladar, podrá hacer mejores elecciones, aceptará pagar más caro un vino, porque se dará cuenta de que es realmente superior.

El vino es una bebida de alta cultura y es reflejo de la gran diversidad de culturas del mundo; en sus maneras y métodos de elaboración, en sus variedades de uva, en su historia, sus marcas y su gente, sus regiones, climas y suelos, ¡Y por eso es universal!