Golpes de media noche

por Max Santos

Ana y Jonathan son dos hermanos que solían compartir un mismo cuarto, pero por ciertos malentendidos entre ellos, sus padres decidieron darles un cuarto a cada uno.

La principal razón de los malentendidos era que Jonathan le gustaba poner música de rancho a todo volumen y Ana se la pasaba en llamadas telefónicas con sus amigas hasta muy tarde. A ambos les molestaba el comportamiento del otro, ya que Ana pensaba que Jonathan era un ruidoso y Jonathan opinaba lo mismo de su hermana Ana.

Una vez que a cada uno se les dio su cuarto, los problemas y quejas pararon, pero no por mucho tiempo debido a que sus cuartos estaban uno del lado del otro, sus muros eran delgados y, la cereza del pastel, sus cuartos estaban conectados por una ventila la cual la usaban de vez en cuando para gritarse o para hablarse entre ellos sin salir de sus cuartos.

Una noche, Ana estaba hablando por teléfono con sus amigas como de costumbre cuando escucho un golpe en su pared.

POM.

Lo que ella ignoró por completo y siguió hablando por teléfono. Segundos después otra vez golpearon la pared.

POM.

Esta vez se molestó por lo cual respondió regresando el mismo golpe a la pared.

POM.

No tardo mucho cuando dos golpes consecutivos se escucharon de regreso.

POM POM.

Molesta por los golpes y por miedo a despertar a sus padres por andar golpeando en las paredes a horas tan tardes de la noche, decidió dejar la llamada.

– Ugh ya me tengo que ir chicas, mi estúpido hermano está molestando, hablamos por la mañana, besooooos. – dijo Ana colgando el teléfono y dejándolo en su buro junto a su cama

Pasaron unos minutos después de eso cuando un golpe en la pared la despertó. POM.

– Ugh, ya dejé mi teléfono Jonathan, ya déjame en paz – dijo en voz alta Ana para que Jonathan la escuchara.

No hubo respuesta alguna por lo que dedujo que Jonathan la había escuchado… Un minuto paso cuando otra vez golpearon su pared.

POM.
A este punto Ana estaba molesta por lo que regreso el golpe con más fuerza.

POM

Al que dos golpes fueron como respuesta.

POM POM

Supuso que lo más lógico era regresar el mensaje porque quien tiene la última palabra, es quien gana.

POM POM

A lo que siguieron 3 golpes

POM POM POM

Cansada de esta tontería, Ana dio repetidos golpes esperando a que Jonathan se callara.

POM POM POM POM

Pero esto solo trajo una serie de golpes como respuesta.

POM POM POM POM POM POM POM POM POM POM POM POM

Cansada de esto, Ana agarro una silla y se acercó a la ventila donde susurro en tono alto y de manera enojada.

– JONATHAN, no me hagas ir allá y patearte el trasero.

A lo cual solo puedo escuchar un golpe en la pared donde estaban teniendo su disputa.

POM

– JONATHAN, estoy hablando en serio, déjame en paz – dijo Ana

A lo que no hubo respuesta por unos segundos.

Satisfecha, Ana procedía a bajarse de la silla cuando un golpe en la pared colmo su paciencia.

POM

– Jonathaaaaan agh – Ana dijo en voz alta por el conducto de ventilación cuando de la nada…

POM POM POM POM

Una serie de golpes se empezaron a escuchar dentro del conducto los cuales se acercaban cada vez mas

Asustada por esto, Ana se bajó de la silla y corrió a su puerta mientras de camino tomaba su celular. Abrió la puerta y se dirigió al cuarto de Jonathan simplemente para encontrar que este no se encontraba ahí.

Escucho el agua del inodoro correr mientras la puerta del baño se abría, era Jonathan.

  • –  ¿Qué haces en mi cuarto? – le pregunto Jonathan mientras salía del baño.
  • –  ¿¿¿Por qué andabas golpeando la pared y luego dentro de la ventila???- Ana respondió

Jonathan confundido y algo asustado por su pregunta la ignoro creyendo que era una broma de mal gusto para asustarlo.

– Aja sí, mejor ya vete a tu cuarto y deja de chismosear con las urracas de tus amigas, es bien tarde– dijo Jonathan mientras se dirigía a su cuarto.

Ana aun con miedo supuso que Jonathan le estaba tomando el pelo y corrió al baño cuando ella salió de su cuarto para irlo a buscar.

– Y si vas a chismosear con tus amigas no lo hagas en la cocina, que flojera bajar las escaleras para irte a callar por dios. – dijo Jonathan mientras entraba a su cuarto

Ana petrificada solo pudo decir – ¿Q-Que dijiste?…

– Que, que flojera es tener que ir a callarte, podía escuchar como te estabas riendo en la cocina desde mi cuarto – respondió Jonathan

Ana aún más petrificada le dijo que ella no estaba en la cocina a lo que Jonathan respondió

– Estabas con tus risitas en la cocina ahorita Ana María, hasta que te grite desde la sala que te callaras paraste.

– Y-Yo no estaba en la cocina Jonathan… – le respondió Ana

Los dos hermanos quedaron petrificados cuando escucharon golpes en la puerta del cuarto de Ana… desde su interior

POM POM POM POM

Camino a casa

por Daniela Yvette Ruiz

Una tarde, iba viajando en carretera con mi familia, rumbo a mi ciudad, observando las amplias avenidas y los verdes campos con sembradíos a mis ambos lados, además del color arrebol del atardecer de mi costado derecho. Mientras que desde la ventanilla que se encontraba a mi izquierda se observaba un cielo gris con chubascos a lo lejos. 

Con los audífonos en los oídos, fui explorando nueva música de mi agrado con temática de acuerdo al entorno que me rodeaba según lo consideré, por ello me fue difícil escuchar las pláticas o ambiente externo. 

Solo logré percibir voces alejadas de mí, al mismo tiempo capté la sensación de la textura de las llantas del auto rodando sobre el pavimento, el ritmo que estas llevan al pasar por reductores de velocidad. Además de los momentos en los que se sentía que el auto aceleraba cuando mi cuerpo se inclinaba ligeramente hacia el frente o bien, mi espalda chocaba de manera sutil contra el respaldo del asiento. 

De repente observé del lado derecho a una parvada de aves volando mientras formaban figuras en el aire parecidas a sombras. 

Desvié mi atención en mi celular, y cuando alcé la mirada me di cuenta de que debido al recorrido y cambio de dirección a la que nos conducía la carretera, el sol se posicionaba frente de nosotros. Fue entonces que logré poner atención plena en un atardecer en el cual el sol se empezó a esconder, fue ese espectáculo el que hizo desconectarme de mis audífonos y comentarlo con mi familia quienes al igual que yo se miraban maravillados. 

De repente la llovizna nos encontró y estuvimos en un escenario con distintas ambientaciones sensoriales. Por una parte, el sonido del chubasco y, por otro lado, dicha vista, hasta que el sol se ocultó en su totalidad y la lluvia se hizo escuchar con mayor intensidad, tornándose el entorno en algo angustiante.  

Por aquello que percibimos fue que con precaución continuamos con nuestro destino. Tantos paisajes, sonidos, canciones, risas y disfrutes durante el trayecto enriquecieron esta vivencia que se quedaron como un fiel recuerdo de lo que escuché, sentí, observé y admiré de mi camino a casa.   

Ig: danyvette.lr